Editor’s Note: This story, translated by Jeanette Casillas, was made available in Spanish through a partnership with CASA Magazine. Read the English version here.
A psicóloga de la universidad del sur de California, Wendy Wood se ha pasado su carrera estudiando los hábitos, por lo que no debería ser una sorpresa que ella tiene mucho que decir acerca de romper esas rutinas no tan buenas, como instalarte delante de la tele después del trabajo, o diario comprar el latte caro. Para estar seguro, la investigación de Wood ha sido citada por varias publicaciones conocidas que buscan ofrecer consejos sobre cómo cambiar nuestros hábitos. Su lección básica: Muchos más comportamientos son habituales que la gente piensa, y para cambiar un hábito, tienes que cambiar lo que sea en tu entorno, que actúa como un disparador—por ejemplo, dirigirte directamente al sofá cuando llegas a casa.
Eso nos hizo pensar: Si los entornos de las personas impulsan los hábitos, no podrías romper muchos comportamientos malos de inmediato alterando un entorno, por ejemplo, ¿cómo está distribuida una ciudad? En otras palabras, ¿podría el trabajo de Wood tener implicaciones para las pólizas de un panorama más amplio?
Pacific Standard recientemente habló con Wood acerca de cómo la ciencia de hábito puede informar las leyes y campañas que podría afectar a ciudades enteras—y por qué a veces, como fue el caso de la ley del tamaño de los refrescos propuesto para la Ciudad de Nueva York, no funcionan.
¿Qué papel pueden tener los gobiernos para hacer que la gente sea más saludable? ¿El estar saludable no es sólo un problema de decisión personal y fuerza de voluntad?
Lo que la investigación psicológica nos está mostrando es que las personas que son realmente eficaces en cumplir sus metas y viven una vida saludable no lo hacen a través de la fuerza de voluntad. Lo hacen a través de la creación de entornos que les permiten formar hábitos saludables. Se han realizado estudios de las personas que hacen ejercicio regularmente en los Estados Unidos, y la mayoría de ellos tienen algun impulso, alguna ubicación física que han atado al ejercicio, por lo que el ejercicio se hace habitual. Eso permite que se convierta en algo más automático.
Si quieres, puedes tomar eso como un proyecto individual. Puedes tratar de cambiar la comida en el entorno en el que vives, o reducir tu exposición al alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas. Pero también es parte de la responsabilidad del gobierno ayudar a que las personas vivan en entornos que van a ser saludables y que les va a permitir que sean productivos y felices.
¿Cuál es una póliza nueva que realmente quieres ver, como científica de hábito?
Creo que el ejercicio es algo que es muy difícil de hacer por tu cuenta. La mayoría de la gente sólo lo hace por un par de semanas en enero y gracias a Dios por eso, porque eso hace que nuestras membresías de gimnasio sean más baratas. Pero debido a que el ejercicio es muy difícil de hacer de forma individual, estructurar los entornos locales para fomentar el ejercicio es muy importante. Se convierte en una cuestión de política más amplia.
Sabemos que ciertos tipos de entornos animan a la gente a desarrollar hábitos de ejercicio regulares. Hay algunos datos muy buenos que muestran que la cercanía de donde vives a un parque predice la cantidad de ejercicio que haces y también tu peso. Las personas que viven en entornos para los peatones también hacen más ejercicio. Programas para compartir bicicletas también aumenta el ejercicio. Hacer que estacionar los autos en el centro sea difícil desalienta el uso del auto y alienta formas más activas de transporte.
Así que hay muchas iniciativas de la política que hace más fácil para que las personas vivan una vida más saludable. Y estamos aprendiendo que es cómo la gente va a hacerlo, que confiar en los cambios individuales de comportamiento no puede ser realista considerando lo que sabemos acerca de la psicología humana y las formas en que las personas cambian su comportamiento.
Entonces sólo deberíamos centrarnos en las leyes que cambian los entornos, y olvidarnos de las campañas que educan a la gente o que cambian la forma de pensar?
Creo que hay una buena razón para enfocarse en tratar de cambiar los pensamientos y las creencias de la gente acerca de una póliza. Las prohibiciones de fumar, por ejemplo, tuvieron un efecto importante en el consumo de tabaco de las personas porque eliminaron la posibilidad de poder fumar fácilmente donde quisieran. Pero tenía que haber una gran cantidad de conocimiento y comprensión del público acerca de los peligros de fumar para que el público apoyará esas prohibiciones. Así que la política realmente necesitaba enfocarse en lo más deliberado, aspectos reflexivos de conducta, así como las influencias ambientales más automatizadas, porque quieres que la gente apoye las pólizas que van a ser saludables.
Cuando piensas sobre el intento que suspendió Bloomberg para tratar de controlar el tamaño de los vasos de refrescos en Nueva York, eso no fue exitoso porque no había apoyo público para ello. La gente sentía como si les estuviera quitando su libertad. Los fumadores obviamente sentían lo mismo cuando no se les permitió fumar en edificios públicos, pero el sentimiento público en general estaba a favor de esas prohibiciones de manera que consiguieron implementarlas.
¿Qué hay de nuevo en el mundo de la ciencia de hábito?
Creo que ha habido acontecimientos importantes en la neurociencia del hábito. Entendemos mucho más acerca de cómo los sistemas cerebrales apoyan el rendimiento del hábito y hacen a los hábitos muy pegajosos para que no se cambian con facilidad una vez que los ha formado. Todos esos datos de la neurociencia se están integrando con los estudios de comportamiento de la formación de hábitos y el cambio de hábito.