Editor’s Note: This story, translated by Jeanette Casillas, was made available in Spanish through a partnership with CASA Magazine. Read the English version here.
No es ninguna gran sorpresa que los niños pequeños primero aprenden el lenguaje al escuchar a los adultos hablar con ellos. Tampoco es una sorpresa que leerles a los niños en voz alta es importante para su éxito, tanto en la escuela y como en el trabajo. Lo que podría ser un poco más sorprendente: Los libros ilustrados tienen, en promedio, alrededor de 70 por ciento más palabras únicas que las conversaciones dirigidas a los niños, según un nuevo estudio, sugiriendo que leerles a los niños podría ayudar a mejorar su vocabulario.
“Una gran literatura indica que la conversación dirigida a los niños—en lugar de adulto-adulto o conversación de fondo—son los datos básicos en el que depende el aprendizaje temprano del lenguaje,” los Psicólogos de la Universidad de Indiana Jessica Montag, Michael Jones, y Linda Smith escriben en Psychological Science (Ciencia Psicológica), y la investigación sobre el aprendizaje temprano del lenguaje ha enfocado mucho la atención en las conversaciones entre padres e hijos. Al mismo tiempo, algunos estudios han demostrado un vínculo entre los padres que les leen a sus hijos y el aprendizaje del vocabulario temprano, aunque nadie parece haber investigado exactamente por qué es así.
A través de toda la muestra, había 1.72 más palabras únicas en los libros ilustrados que en conversaciones.
Resulta que, hay muchas palabras únicas en libros ilustrados. Montag, Jones, y Smith descubrieron ese hecho primero construyendo una base de datos de 100 libros ilustrados, incluyendo todo, desde Alexander Y El Día Terrible, Horrible, Espantoso, Horroroso por Judith Viorst hasta Winter Days in the Big Woods por Laura Ingalls Wilder, para un total de 68.103 palabras. La idea de los investigadores era comparar eso a un conjunto de conversaciones transcritas entre padres e hijos de cero a cinco años del Sistema de Intercambio de Datos del Lenguaje de Niños (en inglés Child Language Data Exchange System, sigla: CHILDES) para ver cómo comparan los vocabularios. Debido a que el número de palabras únicas típicamente aumenta con el número de páginas de un libro o cuanto dura una conversación, Montag, Jones, y Smith tomaron muestras aleatorias de conversaciones de CHILDES para que coincida con el número de páginas de cada uno de los 100 libros ilustrados.
A través de toda la muestra, había 1.72 más palabras únicas en los libros ilustrados que en conversaciones. Parte de la mayor diversidad de los libros ilustrados, señalan los autores, deriva del hecho de que cada uno cuenta una historia diferente sobre un tema diferente. Es decir, ¿Eres Mi Mama?, el cuento clásico de P.D. Eastman de un polluelo en busca de su madre, no es probable que use exactamente las mismas palabras que ¡Oh, cúan lejos llegarás! (y no sólo porque Dr. Seuss era aficionado de un vocabulario sin sentido). Mientras que los libros individuales tenían vocabularios relativamente pequeños, un libro típico aún contenía más palabras únicas que una conversación de la misma duración.
“A diferencia de las conversaciones, los libros no están limitados por restricciones de aquí-y-ahora; cada libro puede ser diferente en el tema o contenido, abrir nuevos dominios para el descubrimiento y traer al juego nuevas palabras,” el equipo escribe, aunque “la razón principal de que leerle a un bebé resulta en una mayor diversidad de palabras … parece ser que libros distintos seleccionan las palabras en del lenguaje más ampliamente que conversaciones diferentes.” En otras palabras, leer el mismo libro una y otra vez no es suficiente.